Eres el cúmulo de decisiones que has tomado a lo largo de tu vida, adhiriéndote a principios y valores que se convierten en el eje fundamental de tu existencia. A medida que creces, tu vida comienza a girar en torno a estos pilares fundamentales que no solo rigen, sino también gobiernan tu actuar. Con el paso del tiempo, estos valores y principios enfrentan pruebas en diversas circunstancias de tu vida, revelando quién eres realmente y sacando a relucir lo mejor o lo peor de ti en situaciones donde las máscaras caen y te confrontan con todo aquello que alguna vez afirmaste ser o pensar. Es la vida misma la que, tarde o temprano, te revela si esos principios y valores son auténticos y no meras doctrinas o ideologías. Cuando me refiero a auténticos, quiero decir si realmente te convierten en un ser más virtuoso o, por el contrario, más inclinado a los vicios, colocándote exactamente donde debes estar.
Este proceso, aunque doloroso por la aceptación de fracasos, errores y todo lo que nos detiene de ser quienes deseamos, es a la vez enriquecedor. Te brinda continuamente oportunidades para mejorar en todos los aspectos de tu ser. Estas oportunidades pueden presentarse de manera frecuente o en formas menos usuales, y a veces, ni siquiera te das cuenta de que el cambio que buscabas siempre estuvo frente a ti, oculto por tu propia ceguera. Es crucial no permitir que los fantasmas del pasado dominen esos momentos decisivos, donde el miedo, las inseguridades y hasta la esclavitud a nuestros propios pecados nos nublan la visión, llevándonos a tomar decisiones equivocadas o a evitar tomar decisiones importantes, desviándonos del camino destinado para nosotros.
Todos tenemos dentro esa capacidad de traicionar, de elegir por interés propio, de dejarnos seducir por el amor al dinero, a los bienes o al bienestar futuro. La reflexión interna, "Judas, ¿dónde estás?", se convierte en un llamado a cada uno de nosotros para identificar al "pequeño Judas" interno y enfrentarlo.
La autoindagación sobre el porqué de nuestros comportamientos es fundamental para entender nuestras acciones y evaluar la coherencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos. Este proceso de introspección nos abre el camino hacia lo que realmente importa, enseñándon
os el arte del buen vivir, que consiste en buscar la integridad en cada momento y aspecto de nuestra vida. Aunque el camino puede estar lleno de fracasos, lo esencial es subirse a la bicicleta y seguir adelante sin mirar atrás.
Así, cuando se presente nuevamente la oportunidad de enmendar el rumbo, no será demasiado tarde para seguir el camino que Dios ha pensado para ti.