Introducción
Hoy quiero repasar una obra del padre Alfredo Sáenz, un católico muy lúcido, que en la década del 90 publicó un libro titulado "El Hombre Moderno". En este texto, Sáenz hace una descripción fenomenológica del hombre promedio de nuestra época. Cuando hablamos de fenomenología nos referimos a la rama filosófica que estudia las manifestaciones del mundo desde la perspectiva de las personas.
Revoluciones que Formaron al Hombre Moderno
Sáenz comienza enumerando las principales revoluciones que, según él, han moldeado al hombre actual:
El Renacimiento
La Reforma
El Iluminismo
La Revolución Francesa
La Revolución Soviética
El Nuevo Orden
Aunque ninguna de estas etapas fue completamente negativa, todas contribuyeron a la situación actual del hombre, que se encuentra en una posición minúscula frente al universo, ya no considerado una creación de Dios.
Cristianismo y Postcristianismo
El autor, apoyándose en C.S. Lewis, menciona que aunque aún hay cristianos, ya no existe una cristiandad como tal. Vivimos en una época postcristiana, donde el hombre promedio experimenta una desorientación existencial.
Las 15 Características del Hombre Moderno
Superficialidad e Ironía: Hay una tendencia a profundizar poco y a convivir con un subjetivismo marcado. Esto dificulta la concentración y el procesamiento de información.
Diversión y Falta de Silencio: El hombre actual se divierte (se vierte hacia afuera) y pierde el silencio necesario para la vida interior.
El Hombre Masa: El hombre cada día se deshereda del pasado, la indistinción se vuelve norma perdiendo su personalidad propia, homogenizándose a lo que los otros hagan, viviendo para el placer efímero. Ortega y Gasset suele describir a este tipo de individuos como ¨Señorcitos¨
Individualismo y Colectivismo: El hombre es individualista y colectivista según la situación, pero no orgánico, lo que lo hace fácilmente trasplantable.
Adicción a las Pantallas: La información rápida de las pantallas violenta nuestra capacidad de atención, de imaginación y un fuerte debilitamiento de la voluntad. Donde viviendo a través de una dinámica de espectáculo y entretenimiento el individuo es manipulado a merced de su propia conciencia.
Urbanización: La ley de la jungla genera una sensación de soledad, de perdida de vínculos en donde vivimos conectados y al mismo tiempo desconectados, siendo incapaces de generar vínculos de valor. Nadie esta disponible para nadie.
Economía como Religión: La economía es vista como una ciencia exacta, con economistas liberales queriendo aplicar sus métodos a todas las áreas humanas.
El desarrollo técnico parece indetenible, llevando a algunos a fantasear con el abandono del trabajo. Los nuevos sacerdotes tecnócratas, son quienes a traves de la tecnología, la ciencia y la innovación dictan el proceder del mundo
Consumismo: Nos convertimos en una sociedad de consumidores y productores. Donde el utilitarismo reina, se prioriza el valor económico por encima del valor humano. El nuevo modelo de hombre a seguir es el del empresario, un tipo que tiene éxito y es apasionado con su creación convirtiéndose en una especie de dios terrenal.
Hedonismo y Placer Instantáneo: El hombre actual busca placer instantáneo, muchas veces material y corporal, equiparando el bienestar a la felicidad. Muchas veces el placer puede buscarse de forma mental, en lo dopaminico. Es difícil liberarse de este placer ya que lentamente se va adhiriendo a nuestra mente, como necesidad inconsciente y necesaria para el individuo.
Relativismo Filosófico: Se rechaza la idea de una verdad universal, valorando lo que es útil según los sentimientos y las mayorías. El subjetivismo exacerbado crea una distorsión de lo real, sirviendo como bala de cañón para el surgimiento de ideologías violentando al ser humano de su verdadera identidad. El utilitarismo sentimental y las opiniones de las mayorías es lo que se valora como bueno.
Revolución contra las Formas: Se rechaza la belleza tradicional, optando por una simplicidad que muchas veces resulta insatisfactoria.
Naturalismo: Exaltando lo natural y rechazando lo sobrenatural, el hombre se mueve según su propia naturaleza, lo que lleva a un desentendimiento de su propia realidad siguiendo ideologías justificadas por el "estado de naturaleza".
Inmanentismo: Tanto el liberalismo como el marxismo rechazan la subordinación hacia algo superior. Por ende en la inmanencia el ser humano retrae este mandato estableciéndose a si mismo sus propias leyes, normas, ética y conducta considerándose a si mismo como creador del universo.
Sin Sentido: Sin tradiciones claras hacia donde el hombre tiene que mirar, el hombre sigue a la masa aborregada y a todo mandato ejercido por el propio sistema. La perdida de un fin trascendental remueve al individuo de toda esperanza y anhelo para sobrellevar su vida. Concretándose específicamente en el vasto número de personas con depresión, ansiedad y casos de suicidio que han surgido durante los últimos años.
Falsas Espiritualidades: En su carácter religioso, el ser humano no encuentra en la Iglesia la experiencia mística que lo permita elevar el alma hacia otros horizontes. En ese sentido el hombre termina consciente o inconscientemente divinizando el cosmos, a creer que TODO ES UNO, al culto de dioses paganos, afiliándose fuertemente a la superstición y a lo esotérico como forma de encontrar la verdad.
Conclusiones
El padre Alfredo Sáenz utiliza una variedad de fuentes para construir su argumento, ofreciendo una crítica profunda del hombre moderno. Aunque algunas de estas características pueden resultar antipáticas para algunos, es beneficioso reconocerlas para entender mejor nuestra sociedad.
La combinación de individualismo y colectivismo, la superficialidad informativa y la soledad en las ciudades modernas son aspectos que merecen reflexión. A medida que nos acercamos a un modelo de "ciudad mundial", estos problemas se intensifican, destacando la importancia de encontrar un equilibrio y cultivar una vida interior plena.