1 de Marzo 2022
Hoy en día el mercado se ha convertido en la autoridad absoluta consagrada como la fuente última de control imperativo, desplazando la contienda democrática y la deliberación con una ideología de individuos atomizados sentenciados a la competencia perpetua por recursos escasos. De acuerdo con la doctora Shoshana Zuboff “Las disciplinas de los mercados prometen aquietar a los individuos e incluso transformarlos en sujetos demasiado preocupados por la supervivencia como para quejarse.”
Esta atomización se basa en un acondicionamiento tanto en el pensamiento como el comportamiento del individuo, en donde se ha consagrado al placer como fin último y premio mayor a alcanzar. En cierta forma nos hemos convertido en seres hiperestimulados, nuestra tolerancia al estimulo cada vez es mayor, por lo tanto, es necesario recurrir a estimulantes y experiencias de mayor intensidad con el fin de poder saciar nuestros deseos vacíos.
En su libro Homo Deus (2017) , el historiador Yuval Noah Harari infiere que todos los organismos son algoritmos. Cada animal, incluido el Homo sapiens, es un conjunto de algoritmos moldeados por la selección natural durante millones de años de evolución. Los procesos cerebrales electroquímicos son deterministas o aleatorios o una combinación de ambos, pero nunca son libres siendo en este caso las emociones como el principal detonador de nuestro comportamiento.
Solemos pensar en nosotros mismos como sentados en el asiento del conductor, con el máximo control sobre las decisiones que tomamos y el rumbo que toma nuestra vida; esta percepción tiene más que ver con nuestros deseos con cómo queremos vernos a nosotros mismos, que con la realidad. Existen un sinnúmero de fuerzas (emociones, entorno , normas sociales, etc.) que influyen en nuestro comportamiento. Y aunque estas influencias ejercen mucho poder sobre nuestro comportamiento, la tendencia natural es subestimar por completo este poder.
Un Mundo Feliz (1932) es una de las grandes novelas distópicas del siglo XX. Es considerado por muchos como un libro de carácter profético enfatizando el placer como fin último de la vida. Es una crítica perspicaz a cierto pensamiento moral y político centrado principalmente en el mundo anglosajón, a este pensamiento se le conoce como “utilitarismo”.
El utilitarismo afirma que debemos guiarnos por el principio de extender el mayor bien al mayor número de personas, considerando el placer como el mayor bien y el dolor como el peor mal. Una acción es correcta y si solo produce el mayor equilibrio de placer sobre el dolor para todos los involucrados. Hoy en día la economía, política, derecho y educación se encuentran en debacle a que las cosas, sirven con base solamente en términos monetarios.
¿Qué sucede si logramos el objetivo de organizar la sociedad para maximizar la distribución del placer y minimizar la experiencia del dolor?
La novela de Huxley propone que la sociedad se encuentra lo suficientemente avanzada tecnológicamente como para proporcionar el máximo placer a todas las personas, por lo que la sociedad a su vez funge como una gigantesca máquina de placer, siendo el propósito de la vida en producir generación tras generación un tipo más avanzado de placer, que es la hiperestimulación del individuo. Los maestros ocultan las viejas verdades a los civiles del feliz nuevo mundo, debido al temor de que surja un pensamiento reflexivo que podría conducir a la disuasión de todo el sistema. Ahora en el año 2022, lentamente se comienza a percibir el efecto completo de su predicción donde la influencia de los medios predomina y abruma la sensibilidad de la gente común, influyendo en sus fragilidades emocionales e irracionales.
“No te preocupes por trabajar sino preocúpate por consumir.”
Consumir tanto como sea posible para mantener la máquina en funcionamiento es el dogma dentro de la novela distópica. Después de que el trabajo ha terminado hay dos actividades principales: el soma y el sexo. El soma es una droga muy común utilizada por casi todos, relaja el cuerpo y mantiene a todos felices. El soma no solo hace feliz a la gente, sino funge como un vehículo de escape para mantenerse adormecidos de la realidad. En una situación similar, nuestra sociedad es adicta al uso de la tecnología para distraerse de la vida real. Tanto el soma como la tecnología tienen una calidad de distracción que hace que las personas no sepan la realidad de lo que sucede a su alrededor. Las actividades sociales falsas resultan influir en personas reales. Indirectamente crean una realidad social genuina, lo que significa que las personas pueden ser manipuladas con mucha facilidad. Cuando todos estamos viendo mundos privados diferentes, entonces nuestras señales entre nosotros pierden sentido. “Nuestra percepción de la realidad real sufre.”
Estas empresas se han vuelto tan buenas para ganar dinero que descubrieron cómo convertir los comportamientos más mundanos en un recurso infinitamente renovable. Y no pagan NADA por ello. Dentro del mundo digital el precio de la libertad se ha convertido en nuestra vigilancia eterna.
En el mundo feliz se incita a las personas a consumir diferentes tipos de actividades y la idea es que consuman constantemente un nivel muy alto no solo de cosas sino de personas, a los habitantes se les insinúa la práctica de sexo indiscriminado, bajo el refrán de que una persona pertenece a todas las personas. Esta combinación es el resultado de una colección de individuos atomizados que están en gran parte protegidos de la vida real. La vida en el mundo feliz es un “cómodo adormecimiento.”
Ante el avance ideológico que promueve la pérdida de la identidad y la atomización del individuo se promueve a vivir como átomo aislado, sin familia ni bienes, entre una multitud de personas extrañas, generando una sensación de vacío, de anonimato y aislamiento, que termina por ser profundamente antinatural. Una sociedad meramente secular, racional y materialista funge como la catarsis perfecta para interferir poderosamente en la individualidad de cada uno de sus miembros.
“Sin soberanía individual, no existe soberanía colectiva.”
Los niños son claramente mucho más vulnerables de adoctrinar que la media de los adultos. Los dictadores entienden la importancia de apoderarse de los niños porque serán compradores leales de marca más adelante y compradores leales de ideologías cuando sean adultos.
La ingeniería de comportamiento pasa por alto el pensamiento y apela a la mente subconsciente y emociones más profundas. El poder de ser persuadido es sumamente fuerte que sobrepasa el nivel de elección y razón. El truco radica en apoderarse de la persona y jugar tanto con su fisiología como con su psicología hasta que realmente se derrumbe y así implantar una nueva idea en su cabeza.
“Estás tan ocupado entreteniéndote que no eres capaz de percibirte del engaño.’
Pero yo me pregunto; ¿Como encontrar la libertad cuando el individuo moderno vive esclavizado al placer y a sus instintos? Esa misma búsqueda de libertad poco a poco ha ido extraviando al individuo. Estamos siendo adoctrinados para disfrutar de nuestra servidumbre, uno se encuentra totalmente atomizado a los vicios que el sistema impulsa y apremia, en ese momento se vuelve inútil ejercer la verdadera libertad.
Uno de los filósofos que han moldeado mi comportamiento y forma de pensar es Friedrich Nietzsche, al poeta alemán lo tomaban como un lunático a tal grado que sus últimos días de vida los paso encerrado en un psiquiátrico. Su clara individualidad y escepticismo ante el entorno, es lo que hizo de este hombre un genio y gran pensador. Desde entonces Nietzsche criticaba severamente al hombre atomizado, le llamaba el “Ser de la Manada”.
En su libro “Más allá del bien y el mal” (1886) comenta lo siguiente:
“La moralidad de rebaño presiona a los individuos para que se vuelvan buenos "débiles y obedientes". Un tipo más pequeño, casi ridículo, un animal de manada, algo ansioso por complacer, enfermizo y mediocre”.
En cierto aspecto se puede relacionar a su concepto de “La manada” con la sociedad del Mundo Feliz y el mundo moderno: gente sumisa, hiperestimulada con un instinto débil y obediente con una necesidad innata de producir y consumir.
La visión de Nietzsche sobre el comportamiento del ser se basa en el pensamiento Aristotélico en donde las inclinaciones potencialmente destructivas pueden apoderarse y poseer al ser humano, como el impulso a la agresión y la lujuria sexual desenfrenada. Esta bestia dentro de cada uno de nosotros debe ser domada por un ente superior quien entiende que sus fortalezas nacen de sus experiencias más oscuras, el no condena la vida como un pesimista, sino que celebra incluso sus aspectos mas trágicos.
Es indispensable recuperar nuestra soberanía personal ante los embates del enemigo, el ser superior debe imponer orden en su caos interno y así escapar de las garras del rebaño. Puede ser bastante deprimente darse cuenta de que todos continuamente tomamos decisiones irracionales. Pero hay un lado positivo: el hecho que cometemos errores también significa que hay formas de mejorar y por lo tanto evolucionar. Consolidarnos en un concepto de grandeza implica ser noble, querer ser uno mismo, poder ser diferente estando solo y estructurar los pilares de nuestra existencia para vivir la verdadera libertad enfocada en la virtud y no en el error. Vive como un tipo superior de ser humano para que puedas actuar como puente para otras personas en el futuro.
“Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.”
2 Corintios 12:10